martes, 16 de diciembre de 2014

HIDRATOS DE CARBONO: CUALES SON LOS QUE NOS ABOCAN A GANAR PESO


VERDADES ACERCA DE LOS HIDRATOS DE CARBONO. PARTE 4.






1.    Conceptos de Índice glucémico y carga glucémica.

En la nutrición clásica, siempre se pensó que solo había hidratos de carbono simples y complejos. Los simples entran rápidamente en el flujo sanguíneo y los complejos mientras se fragmentan en partes más pequeñas proporcionaban una liberación más prolongada de glucosa a lo largo de las horas posteriores a su consumo.

   
                 


Pero surgieron algunos investigadores que empezaron a preguntarse si esta teoría aparentemente tan lógica era cierta, y comprobaron que por ejemplo la fructosa considerada un hidrato de carbono simple entra en el torrente sanguíneo muy lentamente transformada en glucosa. Se pudo ver también que algunos hidratos de carbono complejos como la patata, compuesta básicamente de almidón, entra al flujo sanguíneo incluso más rápidamente que el azúcar refinado. 
Así pues se ponía en entredicho la idea de que hidratos de carbono complejos pasaban a sangre de forma gradual y progresiva 


                                       


La explicación a esta paradoja condujo al desarrollo del concepto índice glucémico. El índice glucémico es la medida de la tasa de entrada en sangre de distintas fuentes de hidratos de carbono. Cuanto más rápida es la tasa de entrada, mayor es el efecto sobre la secreción de insulina.
                                                
                     

Hay tres factores que afectan al índice glucémico de un hidrato de carbono:


1-      La cantidad de fibra que acompaña al hidrato de carbono, especialmente la fibra soluble.

             

2-      La cantidad de grasa que lo acompaña, cuanta más grasa se consume con el hidrato de carbono mas lenta es la velocidad de entrada en el flujo sanguíneo. 

                        

3-  La composición del hidrato de carbono en sí. Cuanto mayor es la cantidad de glucosa que contiene, mayor es su índice glucémico; sin embargo cuanta más fructosa contiene, más bajo es el índice glucémico. Ello es debido a que la fructosa no puede entrar en el flujo sanguíneo sin haber sido convertida previamente en glucosa, proceso que lleva un tiempo en el hígado.

            

Concepto de carga glucémica  se utiliza para determinar la producción de insulina de una comida. La carga glucémica es la cantidad real de hidratos de carbono estimulantes de la insulina consumidos  multiplicada por el índice glucémico de ese hidrato de carbono. Lo que refleja este concepto, es que un pequeño volumen de hidratos de carbono altamente glucémicos tienen el mismo  impacto sobre la producción de insulina que un gran volumen de hidratos de carbono de bajo índice glucémico.

 

 

Resulta curioso observar la cantidad en gramos de hidratos de carbono que contienen los diferentes platos, desde el arroz, la pasta y patatas a las verduras. Varía notablemente la cantidad de alimento presente en cada plato según elijamos farináceos o verduras.

La carga glucémica es el resultado de multiplicar el número de gramos de hidratos de carbono estimulantes de la insulina por el índice glucémico de ese hidrato de carbono. Existen unas tablas donde vienen especificados los valores del índice glucémico de todos los alimentos. Cuanto más baja sea la carga glucémica, más baja será la estimulación de la insulina por parte de dicho hidrato de carbono.
                           
A nivel práctico y como ejemplo comparo la carga glucémica de 3 alimentos: Pasta, manzana y brócoli. También voy adjuntando a continuación diferentes tablas de alimentos de índice glucémico alto, medio y bajo respectivamente para que podáis tener un mejor criterio a la hora de elegir que tipos de hidratos de carbono consumir.



1 taza llena de pasta que equivale a unos 50 gr x  índice glucémico de la pasta que es de 59 (visto en las tablas) = carga glucémica de 3068.


1 manzana x índice glucémico de la  manzana que es de 54 = carga glucémica de 972


1 taza llena de brócoli x índice  glucémico del brócoli que es de 50 = carga glucémica de 150.



Si sólo analizamos  el índice glucémico, es muy similar en los 3 alimentos, oscila entre los 50 del brócoli y los 59 de la pasta. 

Lo que realmente marca la diferencia es la carga glucémica estimuladora de insulina, que en el caso de la pasta es de 3068 y en el caso del brócoli de 150. 

Esto nos revela que un plato pequeño de pasta de apenas 50 gr equivale  a tomar 6 manzanas o muchísimas tazas llenas de brócoli en cuanto a su carga glucémica se refiere.








El Dr Barry Sears recomienda para mantener el normo peso  que la carga glucémica de cualquiera de las comidas realizadas a lo largo del día no supere el número de 3000, así  aseguraremos no generar una respuesta insulínica excesiva con todas las complicaciones que ello conlleva.

Otra curiosidad acerca de la carga glucémica, es que a mayor procesamiento o calentamiento de los alimentos ricos en hidratos de carbono mayor será su carga glucémica y esto se produce porque la cocción prolongada o el excesivo calentamiento de estos hidratos rompe las paredes celulares y hace que los azúcares de ese alimento se transformen en azúcares simples de fácil absorción.
                           
Por ejemplo, no es lo mismo tomarse una patata recién cocida que dejarla reposar. Las patatas fritas recién sacadas de la sartén tienen rotos  por el calor los enlaces de almidón y si se consumen en estas condiciones los hidratos de carbono que llevan, pasaran a nuestra sangre a toda velocidad. Esto genera una subida en los niveles de glucosa sanguínea que traerá como consecuencia la producción de picos de insulina para poder metabolizar esos  niveles de azúcar sanguínea elevados. 


                 


Nuestros depósitos para almacenar glucosa en el organismo son muy pequeños (en sangre hasta 3gr, en el hígado hasta 100 gr y en el músculo hasta 400 gr) y en condiciones normales los llenamos fácilmente después de una comida.  Ahora la cuestión es que pasa con toda esa glucosa de más que consumimos? Hacia donde se va? Pues desgraciadamente se convierte en grasa con mucha facilidad  y a ello colaboran  mucho  niveles elevados de  insulina.


          


En general la mayoría de las verduras tienen una carga glucémica baja, con lo
cual habría que comer muchos platos de verdura para conseguir una carga glucémica parecida a la de un único plato de pasta, patatas, arroz, ect. con la ventaja de que la verdura nos proporciona una mayor sensación de saciedad, un mayor contenido en fibra, vitaminas y minerales. Un buen plato de verduras resulta altamente recomendable y clave para mantener los niveles de insulina óptimos. 

Pero para no terminar siempre hablando de verduras, considero oportuno reflejar en unas diapositivas  las cantidades de hidrato de carbono presentes en algunos dulces y alcohol más representativos de nuestra dieta,  así sabremos las cantidades de azúcares que nos aportan




Bibliografía consultada:

- La Justicia A, Dietas a la carta, dietas y hábitos para evitar los problemas de salud   del S. XXI. Ed EDAF 2012.

- Mataix Verdú J, Nutrición y Alimentación Humana, nutrientes y alimentos. Ed       ERGON 2002.

- Mataix Verdú J, Nutrición para educadores. Ed FUNIBER 2005.

- Mataix J, García L, Mañas M, Martinez de victoria E, Llopis E. Tabla de    composición de alimentos. 4ª ed. Granada: Editorial Universidad de    Granada; 2003.

- Naclerio F, Entrenamiento deportivo, fundamentos y aplicaciones en  diferentes    deportes. Ed Médica Panamericana 2011.

- Sears B, En la zona con omega 3. Ed URANO 2005.

- Sears B, Tu peso ideal para siempre. Ed URANO 2012.





















































































miércoles, 10 de diciembre de 2014

HIDRATOS DE CARBONO: CUALES SON MÁS SALUDABLES Y POR QUÉ


VERDADES ACERCA DE LOS HIDRATOS DE CARBONO. PARTE 3


1.    QUE TIPO DE HIDRATOS DE CARBONO SON LOS MÁS SALUDABLES?
                                                                                                    
1.    Hidratos de carbono que afectan al transito y motilidad intestinal:
Cuando consumimos legumbres, frutas, verduras como por ejemplo acelgas, coles, alcachofas, pepino, calabacines, berenjenas…etc. estamos tomando hidratos de carbono ricos en almidones pero sobre todo ricos en celulosas, que son polisacáridos de origen vegetal que nuestro organismo no puede digerir. Al no poder ser digeridos, pasan con el resto de residuos al intestino grueso, haciendo mayor el volumen de las heces.

                      

La celulosa forma unas hebras que absorben mucha agua, dando lugar a residuos mucho más abundantes, lo cual produce una distensión en el intestino que a su vez provoca un mayor movimiento intestinal, formando a su vez unas heces más húmedas, más blandas y que no encuentran dificultad en avanzar hacia el recto.

                                                    

La evacuación de unas heces mucho más voluminosas y blandas resulta mucho más fácil y rápida, con lo cual se evita la proliferación de bacterias y todos los problemas que se derivan de la fermentación de estas en el intestino.


                                            


Sin embargo cuando realizamos una alimentación muy rica en harinas blancas, como pan blanco, arroces, pastas, alimentos procesados, si encima las combinamos con grasas de mala calidad, con postres dulces y en general con alimentos con poco contenido en fibra, al ser absorbidos en la pared intestinal casi en su totalidad, quedan muy pocos residuos, tan solo entre un 8-10%.

                         


                 
                                                                                             
De ahí pasan al intestino grueso donde se forma un pequeño depósito. Dada la naturaleza de estos residuos, se absorbe poco agua y el resultado es una masa compacta de poco volumen que no acaba de llenar las paredes intestinales. Los residuos resultado de este tipo de comidas avanzan hasta su expulsión gracias a los movimientos del peristaltismo intestinal, pero al ser residuos tan pequeños y con tan poco volumen, el intestino grueso no encuentra masa sobre la que actuar y se van almacenando en pequeños rincones cada vez más secos y duros en el interior del intestino grueso.
El intestino grueso se las ve y se las desea para hacer avanzar estas pequeñas masas duras  de heces hasta el recto. Es aquí donde empiezan a proliferar bacterias, se van pudriendo y fermentando originando sustancias toxicas para el organismo. Simultáneamente  se van desprendiendo gases que provocan inflamación y dolor. Debido a todo este proceso aumentan notablemente las enfermedades del colon como el cáncer, diverticulitis y multitud de enfermedades intestinales.

                                       

Además de la calidad de los alimentos que consumimos, el sedentarismo es el otro factor que contribuye notablemente al estreñimiento. De vital importancia es la práctica regular de actividad física ya que nos facilitará enormemente la motilidad intestinal.

Caminar a ritmo suave 45 minutos 3 días por semana, para aquellas personas que llevaban una vida sedentaria puede ser un excelente comienzo. Para aquellas personas ya activas, la carrera continua con cambios de ritmo durante 45-60 minutos 3-4 días semana puede ser un excelente entreno.


                      

La práctica de marcha nórdica con bastones durante 60-90 minutos 3 días semana es una disciplina que se está poniendo muy de moda en estos momentos y con unos resultados a nivel salud realmente espectaculares.




2.    Hidratos de carbono que afectan a la secreción de hormonas:

No todos los hidratos de carbono se descomponen en azúcares simples que acaban entrando rápido en el torrente sanguíneo como ocurre con la glucosa. Recordamos que niveles altos de glucosa en sangre provocados por el consumo habitual de este tipo de hidratos de carbono, genera una gran secreción de una hormona anabólica, la INSULINA:


1) Resulta ser un regulador clave de muchas de las enzimas más importantes de nuestro organismo, como por ejemplo las enzimas que regulan la producción de colesterol en el hígado. Así pues con niveles de insulina más bajos se puede producir menos colesterol.




2) Por otro lado con niveles de insulina elevados, se estimula la síntesis de determinadas enzimas que son claves en la producción de otras potentes hormonas (eicosanoides proinflamatorios) como el ácido araquidónico, que en exceso favorecen la aparición de coágulos, estrechan los vasos sanguíneos, deprimen el sistema inmunológico, deprimen la función cerebral etc.



3) Por último, los niveles de insulina elevados dificultan la utilización de la grasa corporal como combustible, siendo más complicado perder peso graso y aumentando el grado de inflamación celular.



Cuando consumimos fibra, aunque se trata de un tipo de hidrato de carbono, esta no se puede descomponer en azúcares simples, porque nuestro organismo no tiene las enzimas necesarias para su digestión y absorción. 



El consumo de fibra o alimentos ricos en ella no tiene ningún efecto sobre la insulina. Es importante saber que cuando consumimos un alimento rico en hidratos de carbono como la pasta de primer plato (salvo la pasta integral)  comemos un segundo plato de carne con patatas (otro hidrato de carbono bajo en fibra) y tomamos un postre dulce, está claro que el balance global de esa comida será  muy bajo respecto a su contenido en fibra, con lo cual estamos estimulando bastante la producción de insulina en exceso y todas las consecuencias negativas que hemos mencionado antes.





Sería muy recomendable consumir un mayor volumen de  hidratos de carbono ricos en fibra por su bajo impacto sobre la insulina y por generar mayor movimiento intestinal que reduce la proliferación de bacterias en el colon. Además nos aportaran mayores sensaciones de saciedad.


Para poner un ejemplo, Una cantidad de 12 platos rebosantes de brócoli equivalen al impacto hormonal que provoca 1 plato no rebosante de pasta. Sería muy saludable incorporar en nuestra alimentación diaria una gama mayor de productos integrales (pan, pasta, arroces, legumbres, levaduras, azúcares…) de verduras y frutas de carnes poco grasas y pescados azules cuya grasa rica en omega 3 resulta muy saludable.




miércoles, 3 de diciembre de 2014

HIDRATOS DE CARBONO: FUENTES, DIGESTIÓN Y ABSORCIÓN

  
 VERDADES ACERCA DE LOS HIDRATOS DE CARBONO. PARTE II                                                    
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                
1.    PRINCIPALES FUENTES ALIMENTARIAS DE LOS HIDRATOS DE CARBONO.
              
“Los hidratos de carbono crecen en la tierra y no se desplazan”

La glucosa  es el componente fundamental de todos los hidratos de carbono glucémicos. Abunda especialmente en algunas frutas como la uva, en melazas  y en algunas verduras como la cebolla.

                  

                                              
La fructosa es el azúcar habitual de las frutas, la glucosa y fructosa se encuentran  juntas de forma natural en la miel y la industria alimentaria las emplea en zumos, bebidas y conservas.


                            


              
La sacarosa forma el 99% del azúcar común o azúcar de mesa, y se obtiene de la caña de azúcar y la remolacha. Se encuentra en pequeñas cantidades en frutas y zanahoria. La sacarosa está  formada por una molécula de glucosa y otra de fructosa.
       
                          

                   
La galactosa, apenas se encuentra en los alimentos como tal, su fuente más importante es la lactosa de la leche.

La lactosa  está formada por una molécula de glucosa y otra de galactosa. Se encuentra en la leche y algunos derivados lácteos como el yogur y leches acidificadas.
                                                            
              
                         


La maltosa (formada por dos moléculas de glucosa) y la maltotriosa  se encuentran  en los cereales y son muy utilizadas en la  industria alimenticia.
                                                                          

   


El almidón.  Es el hidrato de carbono más abundante en alimentación. Está formado por muchas moléculas de glucosa unidas entre sí. Predomina su presencia en el reino vegetal, se halla en  cereales,  legumbres, raíces y tubérculos (patatas) Nutricionalmente conocidos como polisacáridos complejos.

                 
         


El glucógeno  existe principalmente en el reino animal concretamente en  hígado y músculo.  Las ostras y mejillones son alimentos ricos en glucógeno.


                                                         
La celulosa y hemicelulosa no se parecen químicamente ni estructuralmente al almidón, no son atacados químicamente por las enzimas del intestino delgado, pero si por la flora bacteriana. Forman la mayor parte de la fibra alimentaria. Están  presentes en las paredes celulares de los vegetales. Son los hidratos de carbono no glucémicos y abundan en los cereales y especialmente en el  salvado de trigo.
               
                      


La peptina  se encuentra en las frutas, mientras que gomas y mucílagos se encuentran especialmente en las legumbres.      

              


2.    CÓMO SE DIGIEREN Y ABSORBEN LOS HIDRATOS DE CARBONO ?

La digestión de los hidratos de carbono, concretamente el almidón y glucógeno comienza en la boca al masticar. Gracias a este proceso mecánico podemos reducir el tamaño de los gránulos de almidón, aumentándose así la superficie de exposición para que actúen una serie de enzimas que seguirán trabajando para disminuir el tamaño de las    moléculas de almidón, ahora mediante procesos químicos.

                                                                                                                                                                                      
                                                                                                 
La primera enzima que entra en acción es la ptialina, presente en la saliva, empieza actuando en la boca y sigue su actividad en el estómago hasta que los jugos gástricos con su PH tan ácido detienen su actividad. Es un proceso importante, ya que pueden hidrolizarse o descomponerse cerca del 30-40% del almidón ingerido a través de la ptialina salivar.


     

De ahí la importancia de una adecuada masticación y ensalivación de los alimentos en boca. De la degradación o conversión del almidón en moléculas más pequeñas a través de la ptialina, se obtienen otro tipo de hidratos de carbono (de menor tamaño y  peso molecular) que son: la maltosa, maltotriosa y dextrinas límite.




La descomposición del resto del almidón (es decir el 60-70%) se reinicia después del vaciamiento gástrico en el intestino delgado, fundamentalmente en el duodeno y yeyuno, con la participación de otra enzima la amilasa pancreática cuya participación da como resultado más dextrinas límite, maltotriosa, maltosa y algunas moléculas de glucosa. Este resultado es prácticamente el mismo que el producido por la primera enzima, la ptialina, con la diferencia de que la actividad de la amilasa pancreática es mucho mayor.



                                       

La digestión total o degradación total de los productos resultantes de esta segunda enzima, se da gracias a la actividad de las enzimas situadas en el borde en cepillo de la mucosa intestinal, glucoamilasas y maltasas que hacen que todos los restos del almidón inicial queden convertidos en el producto final, la glucosa.

En el intestino se lleva a cabo también la degradación de disacáridos como la sacarosa para convertirlas en moléculas más pequeñas como la glucosa y fructosa. 
                     



Gracias a la acción de enzimas como las oligosacaridasas los monosacáridos resultantes de la digestión como son la glucosa, galactosa y fructosa son absorbidas en diferentes partes del intestino delgado (duodeno y yeyuno). Dada la composición de polisacáridos y oligosacáridos, el monosacárido más abundante hasta superar más del 90% del total es la glucosa, lo que justifica la gran importancia metabólica de esta sustancia. 


En resumidas cuentas, a lo largo del proceso digestivo de los hidratos de carbono, se van descomponiendo moléculas estructuralmente complejas en otras más sencillas hasta llegar a la glucosa, para que pueda ser absorbida finalmente en nuestro intestino. Cuanto mayor tiempo transcurra en este proceso más gradualmente se irán liberando los azúcares a la sangre, aspecto importante para mantener un peso adecuado y ganar en salud y bienestar.